Las endodoncias, siendo uno de los tratamientos dentales más efectivos, imprescindibles y complejos de realizar, adolecen de una mala reputación entre los pacientes. Es debido en gran parte a los endodoncistas que remiten su trabajo al dentista general que les ha derivado el paciente. El dentista termina esa endodoncia con una restauración clásica, sin protección cuspídea o con una corona completa, que en realidad es un sobretratamiento.
La mayoría de las piezas endodonciadas sin tratamiento coronal se fracturan en un tiempo relativo que puede ser de dos a cinco años e incluso. El problema es que cuando se fractura la corona puede alcanzar hasta debajo del limite gingival complicando su posible restauración.
Cuando ocurre la fractura al paciente siempre le parecerá que la endodoncia no era la correcta y pensará que no es un buen tratamiento. No pensarán que la fractura o el fracaso de la rotura viene de una falta de una buena preparación coronal sino de la misma endodoncia que está mal ejecutada. De ahí que toda propuesta para salvar otra de sus piezas deterioradas se enfrentará con la negativa del paciente y la elección de un tratamiento de implantes mucho mas agresivo y de sobretratamiento.
El endodoncista conoce bien la estructura del diente que ha eliminado y salvado después de una endodoncia. Sabe muy bien qué paredes pueden soportar las fuerzas de masticación para que la corona no se fracture y el paciente no transmita a su entorno una mala fama de la endodoncia, y por extensión, de los endodoncistas.
Por este motivo los endodoncistas deberían de realizar sus propias restauraciones o por lo menos plantearlo a los dentistas que se les derivan las endodoncias. Tratamientos como overlays u overcrown serían los tratamientos de elección ya que son tratamientos muy conservadores con el ligamento periodontal y a la vez consiguen una buena protección de las cúspides de las piezas dentarias.
En esta época de super especialización es difícil pensar así, pero un pequeño salto en el enfoque de las endodoncias permitiría un mejor tratamiento a los pacientes. Además, el endodoncista vería terminado de alguna forma su trabajo y no solamente por medio de unas radiografías que solamente se quedan en la mente del endodoncista. Comprobar su trabajo a lo largo de los años a través de una buena restauración dental es un placer profesional muy gratificante.
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