Ah!!!, los encantadores cantos de sirena de la industria ortodóntica, ¿verdad? Parece que algunos ortodoncistas pueden caer presa de las promesas brillantes y los anuncios relucientes, como si fueran niños emocionados en una tienda de juguetes. Pero, ¡oh queridos ortodoncistas! Permíteme destrozar esos mitos y desentrañar los engaños de la publicidad ortodóntica.
Primero, hablemos de los alineadores directos. ¡Vaya, qué innovación! Pero, ¿resisten al efecto aging? Claro, como si fueran el elixir de la eterna juventud. Resulta que estos alineadores son como una relación fugaz, emocionante al principio, pero después... bueno, seamos honestos, lo mejor es el polietileno glicólico. Esa es la verdadera joya de la corona, pero los comerciales prefieren venderte los alineadores directos o de poliuretano o de tres capas solo para mantener las luces brillando.
Y no olvidemos a los amados invisaligneros. ¡Oh, cómo adoran enviar sus casos a la tierra de las tarifas que suben más rápido que una montaña rusa o mas bien americana! ¿Por qué conformarse con tarifas sostenibles cuando puedes verlas subir como un cohete? Además, ¿quién necesita autonomía cuando puedes dejar que la casa dicte tus protocolos? ¡Vivan las decisiones tomadas por alguien más!
Queridos ortodoncistas, resistid las tentaciones de los comerciales. No os dejéis seducir por los alineadores que prometen el cielo y entregan solo nubes. Mantened vuestra lealtad al polietileno glicólico y recordad que, al final del día, el arte de la ortodoncia no debería ser eclipsado por los destellos de la publicidad deslumbrante. ¡Vivan los alineadores fabricados in office!
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